domingo, 25 de noviembre de 2007

Nueva ley de educación andaluza para los retos del nuevo siglo

Se puede leer en las noticias como la Junta de Andalucía apuesta por modernizar el sistema educativo. Las ideas son buenas, pero como casi siempre, se quedarán en el camino, ¿por qué? la respuesta es fácil, todos ponen de su parte para que sea así. Podemos empezar por los profesores, los cuáles, ya con su puesto de trabajo fijo, no desean mejorar sus conocimientos para que los niños aprendan mejor, si he llegado a ver a profesores universitarios cuya asignatura es enseñar las nuevas tecnologías y solo sabían editar en analógico, ¿ qué no pasará en las escuelas primarias y secundarias cuando aparece la asignatura de informática y les dan ordenadores nuevos? pues seguramente les enseñen a jugar al buscaminas o al solitario y poco más. Por otro lado, los culpables son también los padres, que piensan que la enseñanza solo se debe de dar en la escuela y no motivan lo suficientemente a los niños a aprender, se tiene una mentalidad cerrada en Andalucía en este sentido (la perpetuación familiar de los puestos de trabajo). También la culpa la tiene la propia Junta, pues a pesar de tanta innovación, algo falla cuando somos la comunidad con mayores tasas de analfabetización y de fracaso escolar. Y es verdad que no se debe sacrificar la educación de los que más capacidades e intereses muestran, pero tampoco se puede olvidar a los que no quieren o pueden explotar estas capacidades.

Es interesante así mismo la propuesta, ley, de que en los colegios se dé educación bilingüe, desde mi posición de exiliado por estudios, puedo ver como los alemanes hablan indistintamente inglés o alemán, amén de aprender un tercer idioma y aprendiéndolo bien, no las tres paparruchadas de "hola", "adios", "vengo de Stuttgart". De esta forma, he podido ver clases universitarias en las que el profesor cambiaba de idioma según iba hablando en clase o como la secretaria sabía perfectamente hasta cuatro idiomas, claro que es necesario debido a todos los proyectos de intercambio que tienen estas universidades. Hay que añadir que si bien la propuesta del bilingüismo es necesaria e idónea, no es igual la aplicación que tendrá: es imposible aprender un idioma en clases de treinta personas, donde hay altos desniveles de educación y de intereses por parte de los alumnos (algunos quieren aprender, otros están porque es obligatorio, otros aprenden a odiar el idioma por la desganas de los profesores...). Por eso, espero que ante la nueva ley, se busque la manera de que se aplique de verdad y que, primero los niños, y luego por la mejora de Andalucía, se formen personas con los conocimientos suficientes para hacer frente al mundo y dejar de ser el pueblo de los analfabetos para volver a ser los hombres y mujeres que iluminen al resto de hombres y mujeres.

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