domingo, 9 de diciembre de 2007

Arjona, cuna del rey Alhamar

De origen mitológico, como Andalucía, sobre la campiña de Jaén encontramos el pequeño pueblo de Arjona. Se dice que Baco (o Dionisio) lo fundó, pero el origen de este pueblo de apenas 6000 habitantes lo encontramos en la Era del Cobre-Bronce, puesto que vestigios de pobladores de dicha época se han encontrado en Arjona. Las culturas mediterráneas fueron las que empezaron a concebir Arjona, esecialmente la civilización romana que bautizó el poblado como Urgavo. Arjona fue muy reconocida por su lealtad al César, que otorgó un especial estatus a la ciudad tras su victoria en Munda.

Como toda Andalucía, Arjona fue tomada por el Islam, y de la antigua Urgavo nació Alhamar, uno de los reyes más importantes en la historia de Al-Andalus. Alhamar fue el fundador de la dinastía nazarí, rey de Granada y bajo su mandato se mando construir la Alhambra. También nacieron en Arjona (reino taifa independiente) Abu abdil-Iah Mohammad II y Abu Abdil-Iah Mohammad III, también reyes nazaríes. El poblado jienense fue tomado finalmente por Fernando III durante el siglo XIII, arrebatándoselo al propio Alhamar. Mientras, en Arjona habían estado conviviendo los moros blancos y los moros oscuros; los primeros propios de Arjona y caracterizado por sus melenas rubias y la faz llena de pecas, mientras que los segundos de piel morena y labios prominentes. Así, una vez conquistada, Arjona se convirtió en uno de los recintos más fortificados de la Península Ibérica, pero a la vez perdiendo importancia a nivel histórico y teniendo una economía basada en la agricultura, incluso hoy día.


Hoy, siglo XXI, la ciudad jienense situada a la ribera del Arroyo Salado, vive del olivo, el árbol más mediterráneo y por el que subsiste casi toda la provincia de Jaén. No podemos olvidar tampoco que en Arjona hay una gran tradición ebanista.




Arjona, tierra de olivos,

de azul alto y claro cielo,

tierra ardiente andaluza

que llevo siempre en mis versos,

hoy vives en el pasado

como quien vive en un sueño.

Tú que te alzas entre olivos

tienes un vivir eterno.

Ángel Cámara Jiménez


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