sábado, 1 de diciembre de 2007

El rey poeta

Yo era amigo del rocío, señor de la indulgencia,
Amado de las almas y de los espíritus;
Mi diestra regalaba el día de los dones,
Y mataba, el día del combate;
Mi izquierda sujetaba todas las riendas que dominaban
A los corceles en los campos de batalla.
Hoy soy rehén, de la cadena y de la pobreza
Apresado, con las alas rotas.

Al Mutamid



Nacido en Beja en 1040, Almutamid, rey de Sevilla entre los años 1069 y 1090 por la dinastía de los abadíes. A pesar de no ser el primogénito, llegó a rey debido a un desliz del hermano en una batalla o un intento de traición a Almutamid padre. Así, fue educado por el poeta Abu Bakr ibn Ammar, que a la postre tendría diferentes papeles en la vida del rey poeta.

Durante su reinado, Sevilla fue una ciudad en auge cultural, con la creación de escuela universitaria y escuelas de juristas, así como escuelas de música, y la población usaba indistintamente romance y árabe.
Sin embargo, lo que más se puede destacar culturalmente de su reinado fue el culto a la poesía, siendo el propio Al mutamid uno de los mejores poetas de Ysbilia. Un claro ejemplo de la importancia de la poesía en la vida de Almutamid fue como se casó con Rumaikiyya, esclava y que soprendió un día a Almutamid y a ibn Ammar en un juego de poetas: el primero decía un verso y el segundo tenía que recitar otro. La contestación al poema de Almutamid ("El viento teje lorigas en las aguas") no fue de ibn Ammar, sino de la esclava Rumaikiyya ("¡Qué coraza si se helaran!"), y así fue como contrajeron matrimonio, amén de ser objeto de múltiples poemas románticas.


Ibn Ammar fue protagonista siempre en la vida de Almutamud, fue protagonista para conocer a su esposa, y fue también el que provocó la casi pérdida de su hijo por una traición. Así, Almutamid conquistó Córdoba consiguiendo que la Sevilla Taifa alcanzase mayor importancia y amenazase el poder del reino de Toledo. Ambos se enfrentaron y la victoria fue en principio para los toledanos, pero luego Almutamid consiguió reconquistar Córdoba y además ganar los terrenos que existían entre el Guadiana y el Guadalquivir. Conquistado también Murcia, Almutamid se la cedió a su visir ( el omnipresente Ibn Ammar ) y lo aupó a gobernador. Fue entonces cuando Ibn Ammar intentó escindirse del reinado de Sevilla, traicionando por segunda vez a Almutamid (tras haber puesto al hijo del rey como prenda del tributo para conquistar Murcia). Al rey poeta le tembló la mano, pero finalmente mató a Ibn Ammar.


Acosado por los reyes españoles, pidió ayuda a los almorívides, que subieron de norteafrica, pero no para ayudar a los abadíes, sino para conquistarle sus tierras y quedarse allí. Los nuevos conquistadores desterraron a África a Almutamid, donde finalmente murió junto a su esposa.


Almutamid dejó una gran huella en el pueblo andaluz, dejando en él gran parte de su idiosincracia actual: pueblo abierto y hospitalario.

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